Los catorce meses son realmente tempranos en el desarrollo, y es importante tener en cuenta que el desarrollo viene en rachas, y un mismo niño puede desarrollarse a diferentes velocidades en diferentes áreas. Un niño puede ser un hablador rápido -hablar pronto, ser muy verbal- pero no ser rápido en sus movimientos, o no ser muy coordinado o fuerte físicamente. O viceversa. Sí, esperamos que los niños tengan sus primeras palabras antes del primer año, pero hay toda una gama de normalidad. La mejor manera de estar al tanto de todo esto es tener una buena relación con un pediatra de atención primaria y hacer un seguimiento de esos hitos del desarrollo. Lo que quieres ver, además de cumplir los principales puntos de referencia, es que haya progresos en todos los frentes: desarrollo emocional, desarrollo social, desarrollo del lenguaje, desarrollo motor. Si le preocupa, hay un programa nacional llamado Intervención Temprana (EI) que está financiado por el gobierno federal y que está disponible en todas las comunidades para hacer una buena evaluación de un niño pequeño, para observar su comportamiento y compararlo con las normas de desarrollo y, si es necesario, implementar servicios. Su responsabilidad es evaluar a los niños menores de 3 años y trabajar con los niños que presentan retrasos en su desarrollo, porque cuanto antes reciban ayuda, mejores serán los resultados. Los pediatras están muy familiarizados con las evaluaciones de EI y pueden ayudar a guiar el proceso.

Respecto a la pregunta de si los retrasos del habla forman parte del TDAH, es importante saber que aunque un niño determinado puede tener tanto retrasos del habla como TDAH, son trastornos diferentes. El retraso del habla no es específico del TDAH, aunque ciertamente los niños con TDAH pueden tener dificultades de aprendizaje concurrentes, incluyendo el retraso del lenguaje.

Hay que decir que 14 meses es demasiado joven para ver si un niño tiene TDAH. Nuestros primeros estudios de tratamiento controlado del TDAH son en niños en edad preescolar, de 3 a 5 años, e incluso a esa edad puede ser un reto hacer diagnósticos, porque la capacidad de atención es baja y la impulsividad es alta en todos los niños pequeños. Para hacer un diagnóstico de TDAH, uno tiene que ser capaz de observar un comportamiento que está fuera del rango normal relacionado con la edad de los compañeros y asegurarse de que la diferencia no se debe a algún otro trastorno, factor de estrés ambiental o enfermedad médica.

Otra cosa a tener en cuenta sobre un niño pequeño que es difícil de manejar es que hay buenas terapias de entrenamiento del comportamiento basadas en la evidencia – Terapia de Interacción Padre-Hijo, los Años Increíbles y otros – que pueden ayudar a los adultos y a los niños de fuerte voluntad a llevarse mejor y a aumentar el cumplimiento, incluso si no se cambia el nivel real de hiperactividad o impulsividad del niño. Este tipo de intervención puede ayudar a fomentar un buen apego, ayudando a los padres a encontrar el equilibrio entre seguir el liderazgo del niño y también establecer límites firmes, claros, consistentes y cariñosos.

Como abuela, por supuesto, necesita expresar sus preocupaciones de una manera que sea constructiva, y no alarmista, para que los padres del niño no se sientan criticados y puedan escuchar lo que está diciendo. La mejor manera de empezar es animarles a que controlen el desarrollo de su nieta en todos los ámbitos y a que se mantengan en estrecho contacto con su pediatra.

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