La presencia de efectos secundarios durante el tratamiento farmacológico es, por desgracia, un problema bastante común. En esta revisión, centramos nuestra atención en los acontecimientos adversos relacionados con los inhibidores de la 5 alfa-reductasa (5α-R) (es decir, finasterida y dutasterida), aprobados para el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna y la alopecia androgenética (AGA).
Aunque estos fármacos son generalmente bien tolerados, muchos informes describieron efectos adversos en los hombres durante el tratamiento, como disfunción sexual y alteración del estado de ánimo. Además, también se ha informado de que pueden producirse efectos secundarios persistentes en algunos pacientes con AGA. Esta condición, denominada síndrome post-finasterida (SPF), se caracteriza por efectos secundarios sexuales (es decir, baja libido, disfunción eréctil, disminución de la excitación y dificultad para alcanzar el orgasmo), depresión, ansiedad y quejas cognitivas que siguen presentes a pesar de la retirada del fármaco. De hecho, algunas agencias nacionales (por ejemplo, la Agencia Sueca de Productos Médicos, la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido y la Administración de Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos) exigieron que se incluyeran los múltiples efectos secundarios persistentes en las etiquetas de finasterida.
Como se ha informado aquí, estas observaciones se basan principalmente en la autoinformación de la sintomatología por parte de los pacientes y hasta ahora se han realizado pocos estudios clínicos. Además, los mecanismos moleculares y/o los determinantes genéticos que subyacen a estos efectos adversos han sido poco explorados tanto en pacientes como en modelos animales. Por lo tanto, los resultados aquí discutidos indican que la SFP es un problema clínico emergente que necesita ser dilucidado en mayor medida.