Escrituras: 2 Corintios 4:1-18

Has oído decir: «Los ganadores nunca renuncian y los que renuncian nunca ganan». Tal vez sea cierto, pero hay momentos en los que los ganadores tienen ganas de abandonar. ¿Qué hacen entonces? Has oído decir: «Cuando las cosas se ponen difíciles, los duros se ponen en marcha». Tal vez sea cierto, pero hay momentos en los que cuando las cosas se ponen difíciles los duros quieren volver a meterse en la cama y esconderse del mundo cruel. ¿Qué hacen entonces?

Convertirse en un ganador implica la fuerza de permanecer en una tarea incluso cuando tienes ganas de rendirte. Es la fuerza de voluntad para seguir adelante cuando preferirías renunciar. Llámalo como quieras: determinación, resistencia, persistencia, tenacidad… como sea, es una marca innegable de un campeón.

I. Las imágenes de la resistencia

Uno puede encontrar ejemplos de resistencia retratados en casi todos los ámbitos de la vida. Son historias convincentes de valor y determinación. Una de ellas es la del apóstol Pablo. Fue encarcelado, azotado cinco veces, golpeado, apedreado, naufragó, no durmió ni comió, y estuvo en peligro por varios elementos. Sin embargo, se mantuvo firme en su empeño. Sus logros son una lista sin parangón para el avance del reino de Dios.

En una de sus cartas a la iglesia de Corinto, pinta cuatro cuadros de resistencia.

A. Una imagen de la presión

«Somos presionados en todo sentido, pero no aplastados» (2 Cor. 4:8). La imagen aquí es la de un mariscal de campo de fútbol americano siendo atacado por los linebackers, pero evadiendo el tackle.

B. Una imagen de confusión

«Estamos perplejos, pero no desesperados» (2 Cor. 4:8). La imagen es la de una mujer sentada en su oficina en medio de estadísticas, informes, gráficos y planes sin saber a dónde o a quién acudir en busca de ayuda, pero sin rendirse y abandonar.

C. Una imagen de ser perseguido

«Somos perseguidos pero no abandonados» (2 Cor. 4:9). La idea aquí es la de ser cazado, como la caza salvaje, pero eludiendo al cazador.

D. Una imagen de ser derribado

«Somos derribados pero no destruidos» (2 Cor. 4:9). La imagen es la de un boxeador que es derribado, el árbitro está contando, pero el boxeador se levanta.

¿Te ves en alguna de estas imágenes? ¿Te sientes presionado? ¿Confuso? ¿Perseguido? ¿Derribado?

II. Los secretos de la resistencia

Demasiado a menudo las personas son derrotadas no por falta de habilidad, sino porque abandonan demasiado pronto. Muchas personas se desaniman y tiran la toalla antes de terminar el juego. Dos veces en 2 Corintios 4, Pablo escribió: «no nos rendimos» (2 Cor. 4:1,16). Nos descubre los secretos de la resistencia.

¿Cuáles son algunos secretos que nos impedirán abandonar aunque tengamos ganas de rendirnos?

A. Darse cuenta de que los problemas son reales

Los problemas son un hecho de la vida; debemos esperarlos. La vida no es un viaje de placer. No es como montar en «Piratas del Caribe» de Disneylandia, donde flotamos a través del agua en pequeños botes, observando desde la distancia los disparos de los cañones y las salpicaduras del agua. La vida es real, con dolor real, problemas reales y frustraciones reales. La gente se enferma, experimenta decepciones, derrama lágrimas y le toca la muerte. Entonces, ¿qué hacemos?

B. Liberar el poder de Dios

Tenemos un arma secreta para enfrentar las dificultades y presiones de la vida. «Ahora tenemos este tesoro en vasijas de barro, para que este poder extraordinario sea de Dios y no de nosotros» (2 Cor. 4:7). Somos como vasijas de barro -frágiles y fáciles de romper-, pero tenemos una fuerza estabilizadora en nuestro interior que impide que nos resquebrajemos bajo las presiones y los ataques de la vida. El deseo de Dios es ayudar a las vasijas de arcilla hechas a su imagen a madurar en el horno de las pruebas sin agrietarse.

C. Responder a las necesidades de los demás

Este pensamiento va en contra de nuestra propia naturaleza. La mayoría de las veces, cuando nos enfrentamos a los problemas, nos volvemos más egoístas. Cuanto más nos involucramos en nuestros propios intereses y preocupaciones egoístas. Pero la fuerza duradera no se obtiene al volverse egoísta, sino al despojarse de sí mismo.

La resistencia llega a aquellos que entregan su vida para ayudar a otros en una gran causa.

D. Recuperar una nueva perspectiva

La resistencia llega al descubrir una nueva forma de ver la situación. El poder de permanencia llega al cambiar la forma de ver las dificultades. La clave de la persistencia es la perspectiva.

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