Fue después de que Steve Jobs perdiera su batalla contra el cáncer que se publicó la biografía llamada simplemente Steve Jobs. El libro fue escrito tras horas y horas de entrevistas con el legendario cofundador, ex presidente y ex director general de Apple. Algunas personas se escandalizaron al conocer algunos detalles íntimos de la vida personal del genio, pero sobre todo de su consumo de drogas recreativas.
Ya era chocante que Jobs hubiera llegado a tales alturas sin tener un título universitario (Dejó los estudios a los seis meses y esperaba que todo «fuera bien»), pero la mayoría de la gente no sabía de sus escarceos con la filosofía oriental, el veganismo, que no se duchaba y que consumía muchas sustancias que alteraban la mente.
Al parecer, el LSD era la droga preferida de Steve Jobs. De hecho, no quería saber nada de nadie que no experimentara con la droga. Durante los primeros años de Apple, Jobs buscaba candidatos rebeldes, no los habituales frikis de la tecnología que realmente respondían a las ofertas de trabajo.
Cuando un tenso candidato acudió a una entrevista, Jobs le preguntó: «¿Eres virgen?» y «¿Cuántas veces has tomado LSD?»
No sólo quería Jobs tener colegas que exploraran sus propias mentes con psicodélicos, sino que también atribuía su propio éxito a las drogas. Todo esto ha salido a la luz a partir de antiguos archivos del FBI sobre Jobs, de los días en que necesitaba autorización del gobierno para trabajar en Pixar.
En el cuestionario de autorización, Jobs confesó: «A lo largo de ese período de tiempo usé el LSD aproximadamente de diez a quince veces», dijo Jobs. «Ingería el LSD en un terrón de azúcar o en una forma dura de gelatina. Normalmente tomaba el LSD cuando estaba solo. No tengo palabras para explicar el efecto que tuvo el LSD en mí, aunque puedo decir que fue una experiencia positiva que me cambió la vida y me alegro de haber pasado por ella.» Jobs también fumaba marihuana o hachís, o lo comía cocinado en brownies de chocolate, una o dos veces por semana entre 1973 y 1977.
Para mucha gente, estas revelaciones no serán una gran sorpresa. Al parecer, muchas personas brillantes -a menudo innovadores- han utilizado drogas para ampliar los límites de sus mentes. Bill Gates, otro multimillonario de la tecnología, también tiene un pasado con el LSD. Por alguna razón, nuestra cultura no equipara la genialidad con el consumo de drogas, pero Steve Jobs es definitivamente la prueba de que ambas cosas no son siempre mutuamente excluyentes.