Le estaba contando a mi mujer los problemas de diseño de las taquillas del porche contra el robo de paquetes, y me señaló que las casas solían tener puertas para la leche. En los siglos XVIII, XIX y XX -mucho antes de que se generalizaran los frigoríficos comerciales y residenciales- los lecheros entregaban la leche a los hogares estadounidenses en botellas de cristal. En aquella época puritana, Dios prohibía que un lechero interactuara con un ama de casa que estuviera sola, por lo que las casas se construían con puertas de reparto de leche integradas.
En realidad, se trataba de dos puertas, una en la superficie interior y otra en la exterior, con una cavidad cortada en la pared entre ambas. Se cerraban con pestillo, pero no con llave. Los requisitos de diseño eran que fueran lo suficientemente altas como para admitir botellas de leche, pero no tan grandes como para que un vagabundo pudiera escurrirse por ellas.
Este diseño contaba con agujas móviles que permitían al habitante indicar al lechero los datos del pedido.
Y como notarán en las letras en relieve de estos diseños…
…también se usaban para la entrega de paquetes. No me sorprendería que volvieran a aparecer en las nuevas construcciones de casas, de alguna forma con cerradura, con el propósito expreso de disuadir a los ladrones de paquetes.