Marks aconseja que todos los hijos de inmigrantes recuerden que no están solos. «Entiendan que, sean cuales sean las dificultades y los retos que están experimentando, están en buena compañía y, en muchos sentidos, es de esperar dados los retos sistémicos», dice. «Si buscas ayuda, hay muchas formas de apoyarte. Incluso las enfermedades más difíciles son tratables».

Hay mucha belleza en ser hijo de inmigrantes nicaragüenses y reconocer lo mucho que ha trabajado mi familia para mejorar mi vida. Sin embargo, me gustaría haberme enterado mucho antes de la paradoja del inmigrante: que los latinos nacidos en Estados Unidos tienen más probabilidades de sufrir trastornos mentales que sus padres nacidos en el extranjero. Si lo hubiera sabido, tal vez habría desarrollado el lenguaje necesario para pedir ayuda cuando sentía que hablaba al vacío, sin articular correctamente mis emociones. Es un reto ser un producto de la experiencia inmigrante, pero no lo cambiaría por ningún otro.

Nota del editor: Julio es el mes de la concienciación sobre la salud mental de las minorías (o BIPOC). Para aprender más sobre la conexión entre el racismo y la salud mental y obtener acceso a más recursos de apoyo, consulte el kit de herramientas de salud mental BIPOC de Mental Health America.

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