¿Debería la Armada estadounidense bautizar un futuro portaaviones de la clase Ford con el nombre del presidente Barack Obama?

Desde la década de los 90, la mayoría de los portaaviones de Estados Unidos han sido bautizados con nombres de presidentes, salvo el USS Nimitz (CVN-68), el USS Carl Vinson (CVN-70) y el USS John C. Stennis (CVN-74). Hasta ahora, de los diez portaaviones de clase Ford previstos, el Gerald R. Ford (CVN-78) y el John F. Kennedy (CVN-79) llevan nombres de presidentes, pero el CVN-80 seguirá la larga tradición de utilizar el nombre de Enterprise. El siguiente portaaviones después del Enterprise, el CVN-81, probablemente volverá a la convención de nombrar a los portaaviones con nombres de presidentes. De hecho, hay argumentos para nombrar al buque USS Barack Obama.

Los buques de la Armada de EE.UU. son nombrados por el secretario de la Armada -bajo la dirección del presidente- según un informe de la Armada de 2012 al Congreso. Pero dentro de la Armada hay dos bandos enfrentados: los «tradicionalistas ortodoxos», que creen que los nombres de los buques deben seguir rígidamente las convenciones de nomenclatura, y los «tradicionalistas pragmáticos», que son más flexibles.

Las convenciones de nomenclatura de los portaaviones y de otros buques han cambiado a lo largo de los años, pero la actual convención no oficial se adoptó en 1996 con el 104º Congreso. El Congreso, dominado por los republicanos, exigió al presidente demócrata Bill Clinton que el próximo portaaviones llevara el nombre del presidente Ronald Reagan. Clinton accedió tras alcanzar un compromiso: el CVN-75 pasaría a llamarse Harry S. Truman en honor al trigésimo tercer presidente demócrata, en lugar de Estados Unidos.

Según el informe, el actual secretario de la Marina, Ray Mabus, apoya la convención actual con algunas excepciones para dar cierta flexibilidad a los futuros líderes de la Marina. Por eso llamó al CVN-80 Enterprise después de que el CVN-65, el antiguo USS Enterprise, fuera dado de baja en 2012. El nombre de Enterprise tiene una larga historia, ya que el CVN-65 no sólo fue el primer portaaviones de propulsión nuclear del país, sino que su predecesor, el USS Enterprise (CV-6), fue el buque más condecorado de la Segunda Guerra Mundial. Además, la convención da a los dirigentes de la Armada la opción de bautizar otros tipos de buques con nombres de presidentes: el USS Jimmy Carter (SSN-23) es un submarino de la clase Seawolf. Se llamó así porque Carter fue oficial de submarinos nucleares durante su carrera naval.

En definitiva, hay una variedad de factores que intervienen en los nombres de los buques, pero la política desempeña claramente un papel destacado. Dada la tendencia actual -tres portaaviones con nombre republicano seguidos, y luego un portaaviones con nombre demócrata- tal vez la Armada estadounidense pueda esperar no sólo un USS Barack Obama sino también un USS William Jefferson Clinton.

Dave Majumdar es el editor de defensa del National Interest. Puede seguirlo en Twitter: @davemajumdar.

Imagen: Flickr/U.S. Navy.

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