Para empezar bien el año y disfrutar de las frías tardes de invierno, ¿por qué no pasar un poco de miedo y sumergirse en el mundo de los yokais japoneses? Una de las historias más famosas es sin duda la del fantasma de Yotsuya, a menudo conocido como Yotsuya Kaidan. La leyenda, inspirada en dos hechos diferentes de la era Edo, se crea en forma de una obra de teatro kabuki, representada por primera vez en 1825, que enseguida obtuvo un inmenso éxito entre los habitantes de Edo, el antiguo nombre de Tokio.


Un cuento que ha sido muchas veces transformado, contado, adaptado, como la mayoría de las leyendas, hay muchas versiones. Sin embargo, algo permanece inalterable en cada una de ellas, todas son historias de venganza, asesinatos, fantasmas, amor y traición. Aquí te presentaremos una de las versiones más comunes.
Iemon, un samurái desarmado, espera elevar su rango casándose con Oiwa, hija de Yotsuya Samon. Tras rogar a éste que le permita casarse con su hija y sufrir una violenta negativa, el loco samurái mata a Samon. Un criminal de poca monta, Naosuke, es testigo del asesinato y se ofrece a ayudar a Iemon a ocultar el crimen a cambio de su ayuda. De hecho, este último tiene en su punto de mira a la hermana de Oiwa, Osode, ya prometida a otro. Conspiran juntos para acusar a otros bandidos del asesinato del padre y Naosuke empuja al prometido de Osode desde lo alto de una cascada para deshacerse de él. Los dos hombres que consiguieron hacerse pasar por héroes sin tener nada que ver con los asesinatos, consiguen casarse cada uno con las hijas.

Mucho después, Iemon y Oiwa, casados, viven juntos con su hijo recién nacido. Viven en la pobreza, Iemon no es feliz y Oiwa sufre que su padre aún no haya sido vengado. El samurái comienza a enamorarse de una mujer más joven, Oume, la hija de un médico rico. Al mismo tiempo, Naosuke, que vive con Osode, también está cansado de vivir en la pobreza. La historia aquí difiere en dos versiones diferentes, en la que vemos en la obra de Kabuki, Oume está locamente enamorada de Iemon y su familia envenena a Oiwa para hacer posible el matrimonio. En otra versión, es Naosuke quien ve en el matrimonio de Iemon y Oume una oportunidad perfecta para enriquecerse y da veneno al samurái para que envenene a su mujer. El caso es que este veneno, en cada versión, desfigura terriblemente a esta última que acaba muriendo y llevándose la vida de su hijo con la suya. Su cuerpo es arrojado al río por el samurái y Naosuke.


Poco después, Iemon se casa con Oume pero el día de su boda, el fantasma vengador de Oiwa vuelve a acosar al samurái y le insta, víctima de alucinaciones, a asesinar tanto a su nueva esposa como al padre de la novia. El fantasma también acosa a Naosuke y a su esposa. Esta última se ve sorprendida por la visita de su antiguo prometido que, habiendo sobrevivido a la caída, la acusa de adulterio. Angustiada, consigue empujar a sus dos maridos para que le den muerte, dejando una carta en la que confiesa a Naosuke que en realidad es su hermana menor, provocando el suicidio de éste, que confiesa sus crímenes al antiguo prometido.

Iemon, que ha huido a la montaña, intenta pescar pero no son peces sino los cuerpos de todos los que mató los que aparecen ante él en el estanque. Constantemente acosado por el fantasma de Oiwa, se hunde en la locura hasta que se encuentra con el antiguo prometido de Osode, que finalmente obtendrá su venganza matando a Iemon.

Oiwa apareciendo en un farol de Hokusai

Si la leyenda es muy oscura, este tipo de historias solían crearse para alejar a la gente del pecado en las tradiciones budistas. En la actualidad, la tumba de Oiwa se encuentra en el templo Myogo-ji de Tokio, y los numerosos accidentes ocurridos durante las adaptaciones de la leyenda, suelen empujar a la actriz a representar su papel para rendirle homenaje y así no excitar su ira.

El fantasma de Yotsuya ha sido objeto de numerosas adaptaciones, puede ser una buena ocasión para ver una muy bella representación del kabuki durante su viaje a Japón o para diversificar sus conocimientos de la historia del cine viendo la película Tokaido Yotsuya Kaidan de 1959 realizada por el que es considerado como el primer maestro del cine de terror japonés Nobuo Nakagawa, de colores vivos.
Si hemos conseguido asustarle, ¿por qué no leer un cuento japonés más ligero como la historia de Momotaro del Conejo de Inaba?

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