Cada vez que publico una receta de torta en el blog, recibo varias solicitudes de la torta más famosa de Colombia, que llamamos de diferentes maneras como «torta negra», «torta de vino», «torta de matrimonio», entre otras. Es tan popular que es la torta que se sirve en muchos eventos especiales como bautizos, primeras comuniones, bodas y en fiestas como la Navidad. Y si crees que ya has visto una versión similar, no te equivocas; otros países, como Jamaica y Venezuela, también tienen sus propias versiones.
Antes de empezar a hacer esta tarta, todo lo que oía de la gente era lo difícil y el tiempo que llevaba, así que me mantuve deliberadamente alejada de hacerla durante años. Y luego, cuando lo probé, vi que no era tan difícil de hacer como la gente decía. Sí, la textura es un poco diferente para trabajar y la mezcla de frutos secos puede hacer que sea un poco denso, pero realmente no es diferente de hacer otros pasteles o panes, como la tarta de zanahoria o el pan de calabaza.
Y si has seguido mi blog por un tiempo, sabrás que soy todo acerca de hacer las cosas más fáciles. Así que para esta receta no he puesto los frutos secos en remojo en vino durante semanas antes como hacen otras personas. Me parece que no es necesario en absoluto y que el líquido que retiene hace que se hunda un poco en el fondo. Otro consejo es utilizar sólo azúcar quemado o color caramelo para conseguir ese color tan oscuro, casi negro. He visto recetas que piden melaza o chocolate negro pero sólo le dan al pastel un color marrón oscuro, que no es el típico de esta receta. Y una última cosa: intenta conseguir un vino tinto dulce de buena calidad. Y no; no tiene que ser caro porque sólo lo vas a usar para una receta. Pero tampoco querrás arruinar tu tarta con un vino barato que hayas encontrado en rebajas. Mi vino favorito es el Oporto rubí, que tiene un sabor dulce a bayas rojas que va muy bien con este pastel oscuro y decadente.
¡Buen Provecho!