Los estudios de un solo brazo se utilizan a veces como estudios pivotales, pero tienen limitaciones metodológicas que les impiden obtener el alto nivel de fiabilidad como para un estudio controlado aleatorio que sigue siendo el estándar de oro en la evaluación de nuevos tratamientos. El objetivo de esta mesa redonda era debatir las limitaciones de estos estudios de brazo único, analizar las soluciones disponibles y aceptables para proponer directrices para su realización y evaluación. Los estudios de brazo único en sí mismos son intrínsecamente inapropiados para demostrar el beneficio de un nuevo tratamiento, ya que es imposible inferir el beneficio a partir de un valor obtenido bajo tratamiento sin saber cuál habría sido en ausencia del nuevo tratamiento. La implicación es que la comparación con otros datos es necesaria. Sin embargo, esta comparación tiene limitaciones debido a (1) la elección post hoc de la referencia utilizada para la comparación, (2) el sesgo de confusión para el que es imprescindible un enfoque de ajuste y, (3) los otros sesgos, de medida y de desgaste entre otros. Si se tienen en cuenta estas limitaciones, esto debería conducir, en primer lugar, a la realización de ensayos controlados externamente en lugar de ensayos de un solo brazo, como propone la última versión de la ICH E10. Además, el control externo debe formalizarse en el protocolo del estudio con una selección a priori tanto del control de referencia como del método formal de comparación: prueba en relación con un estándar, ajuste sobre datos individuales, un grupo de control sintético o comparaciones indirectas ajustadas (MAIC). Por último, los estudios controlados externamente deben limitarse a situaciones en las que la aleatorización sea inviable. Para ser aceptables, estos estudios deben ser capaces de garantizar la ausencia de sesgo de confusión residual, que sólo es verdaderamente aceptable si el efecto observado es dramático y el curso habitual de la enfermedad es altamente predecible.