Imagínese a un niño que lucha por leer en voz alta, sentado en un aula con otros niños. Por si su nerviosismo no fuera suficiente, las risitas de fondo no hacen sino aumentar su ansiedad y frustración. Incapaz de continuar, el niño mira al profesor con los ojos llenos de lágrimas como diciendo: «Por favor, no más». El profesor finalmente pasa al siguiente niño, pero para el lector con dificultades, la batalla no termina aquí. Se traslada al recreo, donde las risas y las burlas hacen que cada nuevo día de escuela sea temido. Al final, se traslada a la edad adulta con una baja autoestima y otros problemas.

¿Te suena esto? Por desgracia, esta es la realidad de muchos niños disléxicos. No sólo su problema de aprendizaje es un reto académico, sino que simplemente sobrevivir a la jornada escolar con una perspectiva o una imagen de sí mismos saludable es difícil. Por este motivo, muchos padres han optado por enseñar a sus hijos en casa. Un porcentaje significativo de familias que educan en casa tienen niños con necesidades especiales. Y estos niños responden positivamente.

Utilizar un plan de estudios de educación en casa específico para niños con dislexia, o incluso crear uno propio, tiene grandes ventajas. Una de las mayores es la libertad de aprender a un ritmo individualizado, sin presiones ni burlas de los demás. La lectura en voz alta ya no crea aprensión al lector con dificultades. Con la orientación individualizada, el amor y la paciencia de los padres, los niños disléxicos se sienten más cómodos y seguros de sí mismos.

Además, las lecciones y la secuencia de instrucción de un plan de estudios específico para la dislexia pueden adaptarse para centrarse más en las áreas o temas en los que estos niños tienen más dificultades. A menudo, otros entornos educativos no pueden o simplemente no quieren hacer esto.

La educación en casa también permite a los padres de niños disléxicos enseñar al nivel que sus mentes necesitan. La enseñanza es más relajada aunque sigue siendo estructurada y sistemática. Hay más recursos disponibles, muchos de ellos centrados en múltiples sentidos. Los niños aprenden un sinfín de lecciones de vida y utilizan actividades prácticas. No sólo pueden leer en voz alta utilizando divertidos libros ilustrados y tarjetas de memoria, sino que también pueden escuchar muchos de estos libros en cinta o incluso escuchar las lecciones de sus hermanos mayores.

Otro aspecto beneficioso de la educación en casa es aprender el valor del trabajo duro. Las lecciones en casa proporcionan oportunidades de aprendizaje de la vida diferentes a las que podrían tener en un entorno tradicional. Día tras día, semana tras semana, sin importar el tiempo que les lleve cada lección, los niños disléxicos aprenden algo más que la materia que se les enseña. Aprenden sobre la dedicación y la paciencia. Están aprendiendo sobre la perseverancia y el triunfo.

Cuando el lector con dificultades mira a su padre profesor, hay emoción en sus ojos, no lágrimas. Hay esperanza, no desesperación. En lugar de tener miedo de seguir adelante, el niño disléxico educado en casa desea aprender y hacer más.

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