El yodo es un mineral ampliamente presente en la naturaleza, la mayoría se encuentra en el océano, en forma de yoduro. El cuerpo humano necesita yodo y es necesario incluirlo en la alimentación.

El contenido de yodo de la mayoría de los alimentos y bebidas es bajo, aunque en aquellos de origen marino pueden encontrarse en mayor concentración. La cantidad de yodo de los alimentos puede verse influenciada por el yodo que se haya utilizado en sus orígenes, si se añade en fertilizantes o en la alimentación del ganado el contenido de yodo en el producto final será mayor.

La deficiencia de yodo produce trastornos importantes en la salud, evitar que esto ocurra ha sido un reto importante durante el siglo XX, la yodización de sal es la mayor estrategia que se utiliza para prevenir el déficit de yodo en la población.

Metabolismo del yodo.

Al consumir yodo, este se absorbe rápido en el estómago y el duodeno. El yodo molecular (I2) es trasportado por difusión facilitada, mientras que la forma yoduro es absorbida por transportadores de proteínas en la mucosa gástrica. Estos transportadores se localizan en multitud de tejidos que utilizan y concentran yodo. Normalmente el yodo en la sangre tiene una vida media de diez horas, pero si la glándula tiroides es muy activa el tiempo disminuye.

En una persona que consuma suficiente yodo para cubrir sus necesidades, aproximadamente el 30% del yodo presente en el cuerpo se concentra en el tejido y hormonas tiroideas. El resto se encuentra en diversos tejidos, como el tejido mamario, ojos o mucosa gástrica. La función en estos tejidos no se conoce, excepto en el tejido mamario, donde se sabe almacenan cantidades de yodo para suministrar en suficiente cantidad a un feto o un bebé.

La hormona estimulante del tiroides (TSH) actúa sobre todos los procesos que controlan la síntesis y liberación de hormonas tiroideas, especialmente triyodotirosina (T3) y tetrayodotirosina (T4) con multitud de funciones en el organismo, principalmente la regulación del metabolismo basal.

Enfermedad de bocio.

Si la cantidad de yodo de la dieta no es suficiente, se puede producir una enfermedad denominada bocio. Como consecuencia de la carencia de yodo, la glándula tiroidea no puede sintetizar la cantidad necesaria de hormonas tiroideas para satisfacer las necesidades del organismo. Esto provoca un aumento de la actividad TSH, el aumento de actividad produce un crecimiento de la glándula, con la intención de poder producir la cantidad suficiente de T4 y T3. Los bajos niveles de hormonas tiroideas que se producen cuando existe déficit de yodo, pueden causar enfermedades autoinmunes en el tiroides, parar la ovulación de las mujeres o incrementar el riesgo de que se produzca cáncer de tiroides. Otras formas más raras de bocio están provocadas por un exceso de yodo o por aumento del aclaramiento de yodo en el riñón.

Desde que se ha introducido la sal yodada y los complementos dietéticos de yodo, en algunas zonas han disminuido los casos de bocio hasta casi desaparecer.

¿Para qué sirve?

Las propiedades saludables del yodo son bien conocidas y han sido reconocidas por la ESFA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria).

Contribución a la producción normal de hormonas tiroideas y a la función tiroidea normal.

El yoduro es captado del plasma sanguíneo por las glándulas tiroideas, se oxida y acopla intramolecularmente con radicales de tirosina, formando tiroglobulina que es la proteína precursora de las hormonas triyodotironina (T3) y tetrayodotironina o tiroxina (T4). Las proteínas plasmáticas T3 y T4 influyen en multitud de procesos en el organismo, como la producción de calor y el crecimiento.

Adecuado metabolismo energético.

El yodo es necesario para una correcta función tiroidea y las hormonas tiroideas son las responsables de mantener el metabolismo energético. Estimulan el metabolismo oxidativo en casi todos los tejidos, incrementando la producción de calor.

Función cognitiva normal y funcionamiento del sistema nervioso.

Las hormonas tiroideas son esenciales para el proceso de mielinización y para la correcta función cognitiva y neuronal. Si hay déficit de hormonas tiroideas durante el desarrollo del feto o en la edad temprana, se pueden causar daños en el cerebro, como anormalidades neurológicas o retraso mental.

Cuidado y mantenimiento de la piel.

El yodo contribuye al mantenimiento normal de la piel.

Otras funciones.

Algunos estudios han atribuido al yodo una posible función antioxidante, basándose en la capacidad para actuar como donante de electrones en presencia de peróxido de hidrógeno, peroxidasa y algunos ácidos grasos poliinsaturados, pudiendo disminuir así el daño de los radicales libres.

Dosis

La RDA (Ingesta dietéticas recomendadas) y la CDR (Cantidad diaria recomendada) para el yodo es de 150 ?g/d. Coincide además con la recomendación de WHO que considera la cantidad diaria de yodo en 150 ?g/d, tanto para hombres y como para mujeres, siempre que no estén embarazadas ni en periodo de lactancia. Los requerimientos de yodo durante el embarazo son mayores porque se incrementa la producción de T4 y existe necesidad de transferirle yodo al feto. WHO recomienda que la cantidad diaria de yodo para las mujeres embarazadas sea de 250 ?g/d.

Precauciones

El consumo de yodo dentro de las cantidades recomendadas se considera seguro para la población general. Aunque en algunas personas puede causar algunos efectos secundarios, los más comunes son náuseas, dolor de estómago, dolor de cabeza, sabor a metal o diarrea.

Es importante no tomar yodo en gran cantidad cuando se están tomando medicamentos para la hiperactividad del tiroides.

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