Aún así, los científicos afirman que la alternativa a los estudios de observación -un ensayo clínico que asigne aleatoriamente a los participantes a un grupo de bebidas azucaradas o a un grupo de refrescos dietéticos- no es factible.

«Los ensayos clínicos se consideran el estándar de oro en la ciencia, pero imagine pedir a miles de personas que sigan un régimen así durante décadas», dijo el doctor Malik, de Harvard. «Mucha gente abandonaría, y además sería prohibitivamente caro»

Las preocupaciones sobre los edulcorantes artificiales existen desde la década de 1970, cuando los estudios descubrieron que grandes cantidades de sacarina provocaban cáncer en ratas de laboratorio. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) prohibió temporalmente este edulcorante y el Congreso ordenó la realización de estudios adicionales y la colocación de una etiqueta de advertencia, pero las investigaciones posteriores determinaron que el producto químico era seguro para el consumo humano. Los edulcorantes químicos de creación más reciente, como el aspartamo y la sucralosa, también se han estudiado ampliamente, con pocas pruebas de que tengan un impacto negativo en la salud humana, según la F.D.A.

Algunos estudios han encontrado incluso una correlación entre los edulcorantes artificiales y la pérdida de peso, pero otros han sugerido que pueden aumentar los antojos de alimentos azucarados.

«No hay pruebas de que sean perjudiciales para las personas con una dieta sana que intentan llevar un estilo de vida saludable», dijo el doctor Barry M. Popkin, nutricionista de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill. A él y a otros les sigue preocupando que dar bebidas dietéticas a los niños pequeños pueda fomentar el gusto por lo dulce.

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