Por Sandrine Ceurstemont
Es un espectáculo para la vista. Un grupo de unos 1.200 peces loro gigantes han sido capturados en el acto de apareamiento frente a Palau, en Micronesia, enturbiando el agua con su esperma. Es la primera vez que se ha visto a esta especie hacerlo en un número tan grande.
George Roff, de la Universidad de Queensland en Santa Lucía (Australia), fue testigo del comportamiento mientras buceaba. «Sólo había encontrado antes bancos de 30 a 40 individuos», afirma. Los eventos de desove masivo entre los peces se observaron por primera vez en 2011, pero nunca antes habían involucrado a más de 100 individuos.
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Durante el último evento, los peces tendían a aparearse en grupos de hasta 10 individuos, compuestos por varios machos que luchaban por una o unas pocas hembras.
La actividad suele ser mucho más tranquila, con la participación de un solo miembro de cada sexo. «Es un fuerte contraste con las frenéticas acometidas de desove en la agregación de Palau», dice Roff.
Los peces loro gigantes (Bolbometopon muricatum), que pueden crecer hasta un metro o más de longitud y pesar hasta 46 kilogramos, desempeñan un papel único en su ecosistema. Utilizan sus grandes mandíbulas para pastar en los arrecifes, haciendo espacio para que se asienten nuevos corales.
Pero en las últimas décadas, la sobrepesca hizo que la población de Palau disminuyera. Esto fue particularmente visible en términos de una dramática caída de los individuos desembarcados por los barcos de pesca, que pasó de más de 1000 la mayoría de los años en la década de 1990 a menos de 100 en 2006.
Esto llevó al gobierno a emitir una prohibición total de la pesca de la especie en 2006. Y la estrategia parece estar ayudando a la recuperación de la población. «Esta gran agregación de desove es una prueba de que está teniendo un efecto positivo», afirma Alan Friedlander, de la Universidad de Hawai en Manoa, que filmó el acontecimiento.
Un grupo más numeroso
Se cree que alrededor de las islas principales de Palau viven ahora unos 60.000 peces loro gigantes. Un número tan grande podría explicar el novedoso comportamiento de apareamiento, dado que las pruebas sugieren que los peces loro alteran sus hábitos de desove en función de la densidad de población.
De hecho, Roff cree que lo que su equipo observó podría ser la norma para las poblaciones intactas. «Es interesante especular que la sobrepesca ha dado lugar a pequeñas agregaciones en las que los machos defienden territorios y cortejan a las hembras para desovar en pareja», afirma.
Roff y su equipo reclaman estrategias de conservación en otras zonas en las que los peces pueden estar presentes en gran número. Aunque los lugares de agregación suelen estar ya en zonas protegidas, las aguas poco profundas cercanas donde los peces duermen antes y después del desove pueden no estarlo. Estos lugares suelen ser un territorio privilegiado para la pesca submarina, por lo que los investigadores creen que también deberían estar protegidos.
En Palau, los esfuerzos para proteger al pez loro gigante pueden tener un beneficio inesperado. Desde que se documentaron los primeros desoves masivos hace unos años, han atraído a buceadores recreativos que hacen el viaje específicamente para presenciarlos. Las encuestas sugieren que los buceadores estarían dispuestos a pagar una cuota extra por la experiencia, que podría generar más de unos 3 millones de dólares al año.