De los 28 sujetos que participaron en este estudio, había 7 mujeres y 21 hombres. Todos los participantes habían sido tratados con la técnica quirúrgica OA y la herida permanecía abierta. En el momento de la entrevista, las heridas de OA habían estado abiertas entre 2 meses y 8 años.
Los sujetos describieron 6 categorías relacionadas con la experiencia de tener una herida crónica de OA. Estas categorías no son estáticas, sino que varían con el tiempo y dan lugar a la formación de una teoría emergente propuesta por el autor que describe la experiencia de un individuo de vivir con una herida de OA en 4 fases secuenciales denominadas «una segunda oportunidad en la vida con una herida abierta.» Algunos ejemplos de los códigos originales que formaron la base de la teoría se muestran en la tabla electrónica.
Fase I: darse cuenta de que se ha despertado con una terrible herida en el abdomen. La persona se encuentra en una situación de salud inesperada que requiere una intervención quirúrgica de urgencia, y por una complicación quirúrgica el individuo queda con una OA. En consecuencia, el individuo requiere múltiples cirugías y apoyo para tratar el OA y es hospitalizado en cuidados intensivos y puede permanecer inconsciente hasta varias semanas.
Cuando el paciente se despierta y está totalmente consciente, nota la herida de la OA por primera vez conmocionado. El individuo teme abrir la herida o causar un daño adicional a la OA así como se siente dependiente de otros para las tareas diarias (es decir, bañarse, comer, caminar. Al reconocer las dificultades que le esperan, el paciente experimenta emociones encontradas en relación con la posible muerte a la que se enfrenta.
Durante la hospitalización, el individuo recupera su fuerza y está decidido a volver a casa rápidamente; aprende a caminar de nuevo, restablece los hábitos alimenticios y se hace consciente de sus cambios corporales por la OA. Se informa sobre la necesidad de que el paciente regrese a su casa con una OA hasta que se pueda realizar un segundo intento de cierre en lugar de contraer una posible infección por permanecer en el hospital. En esta fase, un sujeto dijo:
«El día que me desperté, estaba allí en la habitación. El médico y una enfermera entraron, me abrieron y vi esa cosa así, era grande. Que hay que tener mucho cuidado al moverse y todo eso porque la herida es grande, así que claro, ese día me quedé muy impactada… para mí, la consternación fue enorme. Imagínate ver todo completamente rojo y naturalmente, resentido, como te digo, eso me traumatizó mucho.» (E01)
Etapa II: desesperarse al ver cómo la herida cambia y limita mi vida. La persona vuelve a casa con la herida de OA, y la motivación inicial que le empujó a luchar para recibir el alta hospitalaria comienza a desvanecerse debido al ambiente relajado del hogar. El paciente es más consciente de sus cambios corporales y de las limitaciones derivadas de la OA. Los sentimientos de rabia y tristeza se manifiestan cuando el paciente mira su cuerpo, y puede pensar que ahora su cuerpo está deformado. Además, mientras la herida permanece abierta, el paciente no tiene ombligo y se están formando cicatrices; estos recordatorios de un cuerpo siempre cambiado entristecen al paciente. La herida drena constantemente y produce un olor desagradable hasta el punto de que el paciente se retrae de interactuar con los demás y se aleja de la sociedad.
El individuo permanece inactivo la mayor parte del tiempo y limita sus movimientos corporales por miedo a empeorar la OA. Limita el tiempo fuera de casa y suele salir sólo cuando está acompañado por otro individuo para limitar la posibilidad de que otros choquen accidentalmente con su OA, lo que también incluye la ansiedad del paciente hacia el uso del transporte público. El individuo continúa con el tratamiento para cerrar la herida, pero ésta sigue abierta y a menudo se pregunta qué más podría hacer para progresar en la curación. Ejemplos de las expresiones que reflejan esta situación son:
«Salí del hospital y de hecho salir con el abdomen abierto no es muy bueno, digámoslo así, y todo se vuelve más complicado.» (E21)
«La molestia de la herida y la desesperación de que no se cierre, es imposible que esto no se cierre.» (E01)
«Preguntarse todos los días ¿por qué? ¿Por qué no se cierra? ¿Por qué no se cierra? Ya es más de un año, y ayer el médico me dijo que podría ser necesaria otra operación, así que eso ya me ha afectado mucho. Me ha afectado mucho». (E04)
Etapa III: recuperar el control de mi vida. Cuando la persona entiende que los médicos no pueden hacer nada más para cerrar la herida en ese momento y que sólo con su propio esfuerzo podrá recuperar su vida, busca la manera de tomar el control. La persona suele estar motivada por la progresión de su herida hacia el cierre, un sistema de apoyo establecido, una fe fuerte y, a pesar de algunas limitaciones, la mejora en las actividades diarias (por ejemplo, caminar).
Debido a esta energía renovada, el paciente identifica actividades que puede realizar de forma independiente o con poca ayuda. Además, el individuo comienza a bañarse (con conciencia del vendaje), a controlar su ingesta nutricional y a caminar sin ayuda.
Para alguien en esta recuperación, caminar sin ayuda de otros es un paso importante para tomar el control de su propia vida. Hacer cosas por uno mismo, adaptarse a la independencia e incluso ayudar en las tareas domésticas son útiles para dejar atrás la sensación de estar abrumado con socializar con los demás, hacer cosas por uno mismo, adaptarse a la independencia e incluso ayudar en las tareas domésticas son útiles para dejar atrás la sensación de estar abrumado.
Los pacientes con una herida de OA expresaron su percepción alterada de los cambios corporales que han sufrido y las emociones que rodean su vida íntima con su pareja. En esta fase surgen afirmaciones similares a las siguientes:
«Bueno, es como, vuelves a tus propios quehaceres y te sientes bien, estoy aprendiendo de nuevo; una vez más estoy tomando el control de mis cosas, moviéndome sola, y empiezas a tener el valor suficiente. Puedo, lo haré». (E26)
Etapa IV: una segunda oportunidad en la vida. En esta etapa, el paciente asume toda la responsabilidad del cuidado de su OA con vendajes de compresión permanentes, pero cuando no puede hacerlo, se mueve con cautela, estabiliza la ingesta nutricional y continúa progresando y aprendiendo sobre la curación en casa, ya sea por su cuenta o con un cuidador experimentado. Además, la persona aprende a gestionar el exudado de la herida (aunque decreciente, pero todavía persistente) y a cuidar mejor la herida, evitando así el mal olor. La incorporación de estas características a sus actividades diarias mejora la calidad de vida general del paciente.
El individuo logra 2 pasos cruciales que demuestran su independencia recuperada y su capacidad para superar el miedo a estar en contacto con la gente: 1) asistir solo a las citas de seguimiento, y 2) conducir un coche o tomar el transporte público. Conseguir la independencia mediante la movilización forma parte del proceso de recuperación. Por lo general, este cambio se produce sin excesiva dificultad para realizar actividades físicas.
Debido a la evolución positiva de la herida, el paciente (si es fiel) se siente agradecido a Dios por una segunda oportunidad en la vida; el individuo reconoce que ha sobrevivido a una enfermedad grave. La relación entre el paciente y su familia mejora. Asimismo, la reflexión personal sobre su experiencia permite al individuo valorar los retos superados y le muestra nuevas formas de disfrutar de la vida a pesar de tener limitaciones. El optimismo lleva al paciente a creer que su herida se cerrará y que su futuro mejorará.
Al ver su aspecto físico, el individuo recuerda ahora su proximidad a la muerte en lugar de sus sentimientos negativos hacia la herida. Este nuevo sentimiento permite al paciente enfrentarse a los remordimientos, dejar de lado la vanidad y aprender a disfrutar de la vida.
Tanto la fe como la esperanza de que la herida se cierre son requisitos básicos para que la persona esté preparada para recibir una nueva cirugía para intentar cerrar la herida de OA. Esta nueva cirugía les obligaría a volver a ser dependientes, pero saben que el proceso es transitorio como lo fue en su cirugía inicial. Un par de relatos de sujetos con una OA informaron de lo siguiente:
«Dios me dio una segunda oportunidad al ponerme en manos de estos médicos y enfermeras que se volcaron conmigo. Y he podido hacerme fuerte para seguir adelante, y el apoyo de mi familia siempre ha estado ahí gracias a Dios.» (E18)
«No lo sé. Creo que Dios tiene un propósito y las cosas no pasan, Dios me dio otra oportunidad para estar, como dice el dicho, ‘contando historias’.» (E23)