El líquido amniótico alcanza su volumen máximo aproximadamente a las 34 semanas del embarazo, cuando llega a un promedio de 800 ml. La insuficiencia de líquido amniótico (oligohidramnios) o el exceso (polihidramnios) puede ser la causa o el indicador de problemas para la madre y el feto. En ambos casos la mayor parte de los embarazos continúan con normalidad y el recién nacido viene al mundo de forma saludable pero no siempre se da el caso. Los fetos que se han desarrollado en ambientes con poco líquido amniótico pueden desarrollar contracturas de las extremidades, zopedad (torcimiento) de pies y manos y también el desarrollo de una afección peligrosa para la vida llamada hipoplasia pulmonar. Si este es el caso en un recién nacido, es decir, que sus pulmones son hipoplásicos, lo que significa que estos órganos están infradesarrollados y son pequeños, la situación es potencialmente mortal y el neonato puede fallecer poco después del parto.

En todas las consultas prenatales el obstetra o ginecólogo debería medir la altura fundal midiéndolo con cinta métrica. Es importante que se mida adecuadamente la altura fundal y que se registre para asegurar que el crecimiento fetal sea correcto y que se incremente el fluido amniótico. El obstetra o ginecólogo debería realizar también una ecografía rutinaria. El oligohidramnios se puede producir por infección, disfunción renal o malformaciones; también por intervenciones como la toma de muestras de vellosidades coriónicas y un patrón de ruptura prematura de membranaEl oligohidramnios se puede tratar en ocasiones con reposo en cama, rehidratación oral e intravenosa, antibióticos, esteroides y amnioinfusión.El polihidramnios es un factor de riesgo que predispone al prolapso de cordón umbilical y en ocasiones es un efecto secundario del embarazo macrosómico. El hidramnios se asocia con la atresia de esófago.El patrón de ruptura prematura de membranas es un estado en el que el saco amniótico tiene fugas de líquido antes de la 38 semana de gestación. Esto puede estar provocado por una infección bacteriana o por un defecto en la estructura del saco amniótico, el útero o el cérvix. En algunos casos la fuga puede cicatrizar espontáneamente, pero en la mayor parte de los casos el parto comienza en 48 horas de la ruptura de membranas. Cuando esto sucede es necesario que la madre reciba tratamiento para evitar la posible infección del neonato.

La embolia de líquido amniótico es una complicación obstétrica frecuentemente mortal que produce coagulación intravascular diseminada.

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