Investigamos la causa de la inestabilidad Kelvin-Helmholtz con la ayuda de dos modelos simples de intercambio de energía entre los fluidos superpuestos. Concluimos que la densidad y la tensión superficial de los fluidos juegan un papel clave en la determinación de la velocidad relativa mínima que desencadena la inestabilidad. Discutimos las fuerzas de volumen ejercidas por los gradientes de campo eléctrico y magnético sobre los dieléctricos y los ferrofluidos. Proponemos manipular los gradientes de campo para cambiar el peso específico de los fluidos, de modo que un flujo de fluidos superpuestos admita una mayor velocidad relativa antes de la aparición de la inestabilidad Kelvin-Helmholtz. Para incluir el efecto de los gradientes de campo y la viscosidad en una relación de dispersión de forma cerrada, utilizamos la aproximación del flujo potencial viscoso. Esto nos permite desarrollar un marco analítico que funciona para fluidos dieléctricos en presencia de un campo eléctrico, así como para ferrofluidos en presencia de un campo magnético. El mismo marco es aplicable a los fluidos viscosos y viscoelásticos descritos por el modelo Oldroyd-B. Nuestra discusión sobre la transformación galileana de los campos electromagnéticos sugiere formas de magnificar los efectos de los gradientes de campo.