Una película de superpoderes con una premisa absurda incluso para los estándares inverosímiles del género, iBoy desaprovecha la oportunidad de hacer travesuras entretenidas con una aproximación pocha al material y una falta de lógica interna en la historia. Atrapado en el fuego cruzado de un ataque de una banda a uno de sus amigos del colegio, Tom (Bill Milner) acaba con fragmentos de su smartphone incrustados en el cerebro. Se despierta con algo más que un dolor de cabeza. Lo que empieza como un crujido de ruido blanco digital en su cabeza se convierte rápidamente en un superpoder versátil y de gran alcance.
La seriedad del enfoque de la premisa, cada vez más improbable, sugiere que tanto los cineastas como el público joven adulto al que va dirigido no se divierten tanto con el material como podrían hacerlo.
Tom puede acceder a la red de telefonía móvil con su mente; puede controlar el sistema de cierre centralizado de un coche; detonar dispositivos electrónicos; transferir dinero a cuentas bancarias y hackear el sistema informático de un helicóptero de la policía en las alturas. Y lo que es más sorprendente, tiene una cobertura 4G casi perfecta en todo momento.
Este drama de fantasía urbana, protagonizado también por la actriz de Juego de Tronos Maisie Williams y basado en una novela de Kevin Brooks, es la primera película británica financiada en su totalidad por Netflix, que gastará 6.000 millones de dólares en contenidos a nivel mundial en 2017. La película se proyectará en Netflix a partir del 27 de enero y también se estrenará en el Reino Unido en una sola pantalla durante una semana en la misma fecha, por cortesía de Vertigo Films.
En términos de su entorno en el centro de la ciudad y sus protagonistas adolescentes, la película tiene más en común con la serie de televisión de Channel 4 Misfits que con la mayoría de las versiones estadounidenses del género de los superpoderes. Sin embargo, a diferencia de Misfits, que aderezaba su elevado concepto de ciencia ficción con humor realista, iBoy presenta su inverosímil premisa con cara seria. Esto es quizás apropiado, dada la violencia descarnada que desencadena la transformación de Tom: se tropieza con la violación de su amiga de la escuela Lucy (Williams), un acto de venganza de la banda contra su hermano mayor después de que se niegue a unirse. Sin embargo, la seriedad con la que se aborda la premisa, cada vez más inverosímil, sugiere que tanto los realizadores como el público joven adulto al que va dirigida la película no se divierten tanto con el material como podrían hacerlo.
Al introducirse en la memoria del teléfono que filmó el ataque a Lucy, Tom es capaz de identificar a las figuras encapuchadas como varios de sus compañeros de clase. Se pone a perseguirlos, asumiendo la identidad anónima de vigilante «iBoy». Su campaña no tarda en intensificarse: en uno de los recursos más perezosos de la película, su superpoder le permite visualizar unos gráficos muy nítidos que explican la cadena de mando de la banda. La falta de límites -y de lógica- en las habilidades de Tom empieza a socavar la credibilidad y nuestra satisfacción en la acción.
Los efectos especiales se utilizan con mayor eficacia al principio, cuando Tom aún está luchando por controlar sus poderes. La información digital se filtra en la atmósfera; el diseño de sonido es un asalto de datos y voces que se agita. Pero a medida que la película avanza, se recurre cada vez más al recurso probado de las burbujas de mensajes de texto superpuestas en la pantalla. La partitura, en su mayor parte electrónica palpitante, funciona bien para inyectar una energía propulsora a la historia.
Las interpretaciones son decentes, aunque el robusto enfoque de William hacia su personaje parece inesperado, dado el trauma que ha sufrido. La actuación más destacada es la de Rory Kinnear, cuya aparición tardía en el tercer acto eleva y centra notablemente la película.
Compañía productora: Wigwam Films, Pretty Pictures, Netflix
Contacto: [email protected]
Productor: Nate Bolotin, Emily Leo, Gail Mutrux, Oliver Roskill, Lucan Toh
Guionista: Joe Barton
Cinematografía: Eben Bolter
Diseño de producción: Catrin Meredydd
Editor: Jesse Parker
Score: Max Aruj, Steffen Thum
Elección principal: Bill Milner, Maisie Williams, Rory Kinnear, Miranda Richardson, Charley Palmer Rothwell, Jordan Bolger