Hablar: Qué esperar cuando

Hablar está inextricablemente ligado a la audición y comprensión del habla. Al escuchar a los demás, su hijo aprende cómo suenan las palabras y cómo armar una frase.

Cuando era un bebé, descubrió primero cómo emitir sonidos, y luego cómo convertir esos sonidos en palabras reales («mamá» y «papá» pueden haberse deslizado ya a los 9 ó 10 meses). Cuando cumplió un año, ya intentaba imitar los sonidos que le rodeaban; probablemente la oíste balbucear en una jerga que sólo ella (y quizá otro niño de un año) podía entender.

Ahora llega un periodo de extraordinario crecimiento, en el que verá a su hijo pasar de hablar unas cuantas palabras sencillas a hacer preguntas, dar instrucciones e incluso contar historias que se ha inventado.

Lo que oirá

Como su hijo tiene un vocabulario más amplio, empezará a experimentar con la modulación. Es posible que grite cuando quiera hablar con normalidad y que susurre cuando responda a una pregunta, pero pronto encontrará el volumen adecuado.

También está empezando a cogerle el tranquillo a los pronombres, como «yo», «tú» y «mí». Entre los 2 y los 3 años, su vocabulario de trabajo pasará de 50 palabras a unas 300. Incluso se atreverá a hablar de acontecimientos que sucedieron en el pasado, aunque no entenderá el concepto de las formas verbales irregulares y puede salir con expresiones como «he corrido» o «he nadado». Significa que su hijo está captando las reglas básicas de la gramática: que se añade una «-ed» a una palabra si ocurrió ayer (o «ayer-noche», como también podría decir). Del mismo modo, los ratones serán «mouses», y así sucesivamente.

A esta edad, su hijo también debería empezar a responder a preguntas sencillas, como «quién» y «dónde». Si constantemente se hace eco de su pregunta en lugar de responderla, esto puede ser motivo de preocupación y vale la pena mencionarlo al médico de su hijo.

Para cuando cumpla 3 años, su hijo será un hablador más sofisticado. Mantendrá una conversación sostenida y ajustará su tono, sus patrones de habla y su vocabulario para adaptarse a la persona con la que está hablando en una situación concreta.

A estas alturas, otros adultos, incluidos los extraños, deberían ser capaces de entender aproximadamente la mitad de todo lo que dice, lo que significa que usted tendrá que hacer menos traducciones. Incluso será un experto en decir su nombre y apellidos y su edad, y normalmente lo hará cuando se lo pidan.

Lo que puedes hacer

Leerle a tu hijo es una forma estupenda de potenciar sus habilidades lingüísticas. Los libros ayudan al niño a añadir palabras a su vocabulario, a entender la gramática y a relacionar los significados con las imágenes, dice Desmond Kelly, pediatra especialista en desarrollo y comportamiento que trabaja con niños con dificultades de aprendizaje y lenguaje en el All Kinds of Minds Institute de Chapel Hill (Carolina del Norte).

Así mismo, el simple hecho de hablar con tu hijo ayuda (sólo asegúrate de hablarle con normalidad y evitar el lenguaje infantil). Muchos padres consideran que la hora de la comida y la hora de acostarse son una gran oportunidad para hablar. Estas pueden ser las únicas pausas en un día ajetreado en las que tiene la oportunidad de charlar con sus hijos y escucharlos de verdad.

También puede intentar enseñar a su hijo signos manuales sencillos. Los bebés se comunican con gestos mucho antes de poder hablar, y las investigaciones sugieren que hacer señas con tu bebé puede ayudar a sus habilidades de lenguaje verbal.

A qué prestar atención

Tú eres el mejor indicador del desarrollo del habla de tu hijo. Si a los 2 años tu hijo apenas intenta hablar o imitar a los demás, no reacciona cuando le llamas por su nombre fuera de su vista o simplemente parece totalmente desinteresado en hablar, es posible que tenga un problema de habla, audición o desarrollo.

Si a los 3 años su hijo no puede decir las vocales («coo» en lugar de «cow») o si habla utilizando sobre todo vocales, omitiendo consonantes enteras («a» para «cat»), es posible que necesite terapia del habla (no obstante, hable con el médico de su hijo para descartar primero un problema auditivo).

Otras señales de alerta: Evita el contacto visual, tiene dificultades para nombrar la mayoría de los objetos domésticos comunes o no ha empezado a utilizar frases de dos o tres palabras.

Es normal que un niño pase por una fase de tartamudeo, sobre todo cuando crece rápidamente su capacidad de expresión. El problema se produce cuando su capacidad cerebral supera su destreza verbal. Está tan entusiasmado por contarte lo que piensa que a veces no le salen las palabras con facilidad.

Pero si sigue tartamudeando, o empeora hasta el punto de tensar la mandíbula o hacer muecas en un esfuerzo por sacar las palabras, asegúrate de hablar con su médico.

Lo que se avecina

A medida que tu hijo crezca, será más parlanchín. Disfrutarás escuchando los proyectos que hizo en el preescolar, lo que comió su amiga, lo que piensa de la malvada madrastra de Cenicienta y cualquier otra cosa que se le ocurra. Puede que de vez en cuando añores esos días tranquilos en los que no habla, pero nunca te aburrirás.

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