El Château d’If está considerado hoy en día como una de las prisiones europeas más famosas. Construido en una pequeña isla de 30.000 metros cuadrados en la bahía de Marsella, esta fortaleza fortificada con murallas que custodian cada centímetro de su costa representaba un lugar perfecto para la prisión. A lo largo de los siglos, muchos prisioneros franceses fueron enviados allí, desde el delincuente más vil, hasta los enemigos del Estado y los delincuentes religiosos. Sin embargo, la mayor fuente de fama internacional de esta prisión se produjo a mediados del siglo XIX, cuando Alejandro Dumas publicó su famosa novela El Conde de Montecristo, que describía cómo el héroe de la novela, Edmond Dantès, sobrevivió a su encarcelamiento de 14 años y a su eventual fuga del Château d’If. En realidad, no hay constancia de ningún intento de fuga exitoso de esta prisión.

La construcción de la fortaleza se inició en 1524, y tenía como objetivo principal ser un puesto militar fortificado que protegiera a Marsella. Su impresionante fortificación y su ubicación resultaron ser el terreno perfecto para arrojar a los prisioneros no deseados a esta isla, similar a la famosa prisión de Alcatraz en los tiempos modernos. Durante sus años de actividad, esta prisión albergó a diversos reclusos, desde los 3500 protestantes franceses, hasta los ricos delincuentes políticos que vivían su condena con relativa comodidad (siempre que tuvieran el dinero necesario para mantenerse) en sus celdas privadas, muy por encima de los pobres delincuentes que quedaban en mazmorras sin ventanas llenas de horror, enfermedad y hambre.

Imagen del castillo de If al cierre

Después de servir como prisión durante más de un siglo, el castillo de If fue finalmente desmilitarizado y transformado en una atracción turística pública el 23 de septiembre de 1890. La popularidad del libro de Alexandre Dumas y las historias de muchos habitantes famosos que pasaron su condena allí (algunas verdaderas y otras falsas, como el famoso «Hombre de la Máscara de Hierro», que en realidad nunca estuvo encarcelado allí) lograron atraer la atención del público, y esta prisión representa uno de los puntos turísticos carcelarios más notables de Europa.

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