Cuando reserves un masaje, asegúrate de hacerlo con un terapeuta con experiencia en masajes prenatales. Aunque es poco probable que ocurra en esta etapa, masajear las zonas equivocadas o ciertos puntos de acupresión puede desencadenar contracciones uterinas (esto puede hacer que un masaje sea beneficioso durante el parto cuando se quiere acelerar las cosas).

Antes de concertar una cita para un masaje, compruebe con su médico que está bien recibirlo. El masaje puede no ser recomendable si has tenido complicaciones como presión arterial alta o diabetes.

La comodidad es crucial y la mayoría de los terapeutas te colocarán tumbada de lado con la cabeza apoyada en una almohada. No dude en decirle al terapeuta si se siente incómodo o si algún aspecto del masaje le duele. Un terapeuta experimentado debería comprobar que te sientes cómodo durante todo el masaje y parar si no lo estás.

Si no quieres reservar un masaje profesional, siempre puedes recurrir a tu pareja o a un amigo dispuesto. Sin embargo, es importante que la persona que te dé el masaje tenga cuidado y no intente trabajar en la zona abdominal.

Además de suponer un mundo de diferencia para esos dolores y ayudarte a relajarte, un masaje de tu pareja es una buena forma de intimar con él en momentos en los que quizá no te apetezca tener relaciones sexuales.

Si no te apetece recibir un masaje completo, un masaje de pies, de manos o de cabeza puede ser muy relajante.

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