Se propone un modelo que se basa en la suposición de que el acné se debe a la infección de los folículos pilosebáceos funcionalmente bloqueados por propionibacterias. Las lesiones no inflamadas, que son visibles por primera vez durante la adrenarquia en los individuos propensos al acné, no contienen propionibacterias. La comedogénesis parece ser independiente de la infección bacteriana y puede ser impulsada por altos niveles de interleucina-1 alfa bioactiva derivada de los hiperqueratinocitos ductales. Se desconoce el estímulo que desencadena la producción de interleucina-1 alfa. El Propionibacterium acnes muerto en formol no logró estimular la producción de la citocina por parte de queratinocitos humanos cultivados in vitro. Se cree que las lesiones inflamadas surgen a partir de microcomedones, pero se desconocen los acontecimientos iniciadores. Las pruebas de que las propionibacterias están implicadas en la generación de lesiones inflamatorias no son concluyentes. El infiltrado celular es coherente con una respuesta de hipersensibilidad de tipo IV a uno o más antígenos lesionales persistentes, no necesariamente bacterianos. La potente actividad adyuvante de P. acnes podría aumentar la respuesta inmunitaria a cualquier antígeno que entrara en contacto con el infiltrado de células mononucleares. Los antibióticos se utilizan ampliamente en el tratamiento del acné, y sus efectos en la selección de una población comensal predominantemente resistente son bien reconocidos. Aunque reducen el número de propionibacterias en la piel, otros modos de acción pueden contribuir o explicar su eficacia terapéutica. En un momento en el que existe una preocupación global por el hecho de que las tasas de resistencia a los antibióticos en los patógenos bacterianos comunes puedan amenazar nuestra capacidad futura para controlar las infecciones bacterianas, las prácticas que promueven la propagación de las bacterias resistentes a los antibióticos deben estar plenamente justificadas. Hace falta una reevaluación exhaustiva del papel de las propionibacterias en el acné. Es probable que se necesiten más trabajos experimentales para confirmar o refutar que P. acnes tiene un nombre adecuado.

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