Los sentidos humanos son importantes herramientas de evaluación que ayudan a la industria del agua a controlar eficazmente la calidad y la seguridad del agua. La percepción del sabor es la combinación del gusto y el olor; la percepción del olor es una combinación de la percepción ortonasal y retronasal. La percepción ortonasal se asocia con «el olfato» y describe la entrada de las moléculas de olor a través de las fosas nasales hasta la cavidad nasal, seguida de la interacción con las neuronas receptoras del olor. La percepción retronasal describe el mecanismo por el que las moléculas de olor presentes en la boca son transportadas a la parte posterior de la nasofaringe y luego a las neuronas receptoras de olor. Aunque ambas vías llevan las moléculas de olor al epitelio olfativo, donde son percibidas y procesadas por el cerebro, la ruta retronasal es más importante para el ser humano en cuanto a la detección de los olores ingeridos. En el caso del cobre (II), el sabor metálico es una combinación de un débil sabor amargo y un fuerte olor metálico que se produce como reacción bioquímica en la boca. El cobre (II) en presencia de oxígeno provoca la oxidación lipídica de los ácidos araquidónico, linoleico y oleico en la boca. Un conocimiento más profundo del sentido del olfato ayudará en gran medida a la industria del agua en su búsqueda de un producto apetecible.