Nuestra existencia física está íntimamente conectada con fuerzas espirituales profundas. Aunque sólo sea aparente de vez en cuando, no hay duda de que tanto nuestro ser mental como el físico están unificados en un aura espiritual que ilumina nuestro camino y nos guía por la vida. La cuestión es: ¿hasta qué punto somos conscientes de este vínculo efímero y qué podemos hacer para comprenderlo mejor?

El resultado acumulado de años de reflexión apunta a una conclusión general: alinear los cuatro elementos del ser en una interrelación holística es la única manera de experimentar la verdadera felicidad. He aquí una descripción de cada componente, con un enfoque particular sobre cómo mejorar la interdependencia holística de tu ser:

El cuerpo –

Todos estamos íntimamente familiarizados con las necesidades físicas del cuerpo. Basado en las necesidades biológicas de la especie humana, el cuerpo es como un patio de recreo donde todos los sentidos pueden correr libremente.

Por lo que respecta a la alineación del cuerpo dentro de un enfoque holístico de la vida, hacer suficiente ejercicio y comer alimentos ricos en nutrientes ayudará a mantener a raya la enfermedad y a sofocar el exceso de energía que puede convertirse en estrés.

La mente –

La mente es otro pilar de la existencia con el que todos estamos familiarizados. Establecemos objetivos vitales, desarrollamos juicios morales y damos sentido al mundo que nos rodea a través del funcionamiento de la mente.

Al igual que el cuerpo, la mente es una entidad tremendamente difícil de regular. Si uno se alimenta bien y hace ejercicio regularmente, la mente debería estar relativamente tranquila. Sin embargo, si estás trabajando en un empleo que no te da estimulación mental, entonces estás permitiendo que florezca la disonancia cognitiva. Es importante reflexionar sobre qué tipo de trabajo te hará más feliz, y luego perseguirlo a toda costa.

El alma –

El alma es la sede de todos los aspectos más profundos de la vida. Se ocupa de las metacategorías de la existencia a las que sólo accedemos de vez en cuando, pero que realmente determinan nuestro bienestar. Descuidar nuestra vida anímica va en detrimento nuestro, ya que mantener una relación positiva con nuestro yo espiritual siempre produce una existencia más significativa.

Alinear el alma con los demás elementos requiere una profunda autorreflexión. Comunicarse con el alma significa pensar mucho en qué es lo que agradeces en la vida y luego vivir de una manera que refleje tus valores más profundos.

El corazón –

¿Dónde estaríamos sin un corazón? Probablemente, distintos como especie. El corazón alinea los deseos del cuerpo con las creencias y valores de la mente. A través del amor y la compasión por los demás, el corazón hace posible que veamos el mundo de forma positiva y sintamos felicidad. Las investigaciones indican que cuanto más felices somos, más sano está nuestro corazón.

Ser feliz es la sensación más mágica del planeta, y todos somos capaces de experimentar su cálido resplandor que emana del corazón. Para cultivar el amor y la felicidad, debemos comprender que el corazón es frágil. Ponernos en situaciones irreales puede dañar el corazón, al igual que deambular en la misma posición insatisfactoria durante demasiado tiempo hace que el corazón se desanime.

No existe una guía autorizada para encontrar la felicidad y vivir con una orientación holística hacia uno mismo. La apertura, la compasión, la honestidad y la búsqueda de la verdad son búsquedas vitales alineadas con los cuatro elementos del ser, pero deben experimentarse a un nivel profundamente personal para ser comprendidas.

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