Control de cambios, restricciones gubernamentales a las transacciones privadas en divisas (dinero extranjero o créditos sobre dinero extranjero). La función principal de la mayoría de los sistemas de control de cambios es prevenir o corregir una balanza de pagos adversa limitando las compras de divisas a una cantidad no superior a los ingresos de divisas.
Los residentes están obligados a vender las divisas que llegan a su poder a la autoridad de control de cambios designada (normalmente el banco central o una agencia gubernamental especializada) a los tipos de cambio establecidos por la autoridad. Algunos sistemas permiten a los receptores de divisas de determinadas fuentes vender una parte de esos ingresos en un mercado libre. Como la autoridad de control se convierte así en el único mercado de divisas, puede determinar los fines para los que se pueden gastar las divisas y fijar la cantidad disponible para cada fin.
Un tipo de cambio controlado suele ser más alto que un tipo de mercado libre y tiene el efecto de frenar las exportaciones y estimular las importaciones. Al limitar la cantidad de divisas que puede adquirir un residente, la autoridad de control puede limitar las importaciones y evitar así una disminución de sus reservas totales de oro y de sus saldos exteriores.