Tala selectiva

También debemos evitar cortar todos los árboles de una especie concreta de una zona. Es importante dejar algo para volver a sembrar. Este es un objetivo que puede lograrse mediante una práctica llamada tala selectiva, aunque tiene repercusiones para el medio ambiente que deben sopesarse cuidadosamente, frente a los beneficios. Por lo general, habrá muchos árboles diferentes de la misma especie en una zona pequeña. La idea es que el proceso podría implicar la eliminación de algunos, pero no de todos los árboles de una especie determinada, para permitir la deforestación selectiva, pero mantener la existencia de la especie particular de árbol.

Digamos que hay una pequeña arboleda de robles en el bosque que estamos talando. Habrá algunos árboles que tengan un tamaño aprovechable y otros que sean demasiado pequeños. Habrá algunos que estén sanos y otros que estén enfermos. La tala selectiva es exactamente lo que el término sugiere: ser específico sobre qué árboles se cortan y cuáles se dejan. Puede significar cortar los árboles más viejos -los que tienen el tamaño adecuado para ser cosechados- pero dejar los más jóvenes; o cortar sólo los árboles insanos y dejar los sanos; o cortar los árboles de las zonas más densas y dejar los de las zonas escasas sin tocar. El objetivo de esta práctica es mantener la diversidad de todo el bosque, aunque se produzca cierta deforestación. Sin embargo, algunos estudios han demostrado que esta práctica puede provocar un aumento de los incendios forestales, si no se maneja adecuadamente. Además, el proceso de eliminar incluso un árbol suele dañar los árboles circundantes.

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