Un enfermero del Banco de Sangre, autor del blog y la cuenta de Twitter ‘Perdidue’, ha publicado una foto de una bolsa de sangre con un líquido lechoso que parece ocupar gran parte de la misma. Como bien afirma el profesional sanitario, esta muestra debería hacernos pensar en la importancia de mantener tanto el colesterol como el exceso de grasa en sangre a raya.
Muchos usuarios, sin embargo, han criticado esta imagen por sospechar que se trata de un fake o de una forma de intentar crear alarmismo. Y eso que este compañero del mundo sanitario ha planteado bastante bien los términos: «Cuando una persona tiene el colesterol y los triglicéridos por las nubes, muchas veces no le llega a dar la importancia que tiene para su salud».
Hoy analizaremos desde el punto de vista médico esta imagen y por qué es importante mantener el colesterol y las grasas a raya a nivel sanguíneo. También en la dieta, pero de forma muy diferente a la que nos ha acostumbrado la publicidad.
La foto de la sangre saturada de grasa: ¿fake o realidad?
Digámoslo claro: no, esta foto no es un fake. Se trata de una muestra sanguínea que cualquier laboratorio denominaría «muestra lipémica». Se caracteriza por estar excesivamente saturado de colesterol y grasa. Ambos suelen estar elevados a la vez en un mismo individuo, con algunas excepciones.
Cabe matizar un par de cosas respecto a esta imagen, sin embargo: se trata de una bolsa de sangre de 500 Ml, pero parece que más de la mitad es la sustancia blancuzca. Debemos tener en cuenta que la grasa es menos densa que la sangre, por lo que es normal que se eleve y quede en la superficie de todo el líquido, dando lugar a un mayor protagonismo. Asimismo, los enfoques de las fotos pueden dar lugar a errores de percepción, por lo que no sabemos exactamente cómo de saturada de grasa estará la sangre del pobre individuo al que se le extrajo esta muestra.
Aún así, teniendo en cuenta que los límites saludables de colesterol y triglicéridos («grasas») actuales se han limitado a 200 mg/dL y 150 mg/dL respectivamente, es lógico pensar que en esta muestra se superan con creces. De hecho, es bastante común que cualquier individuo que sufra obesidad tenga unos límites de 250-300 mg/dL de colesterol y de 300-400 mg/dL de triglicéridos. Yo he llegado a ver a personas delgadas o con algún kilogramo de más pero sin sobrepeso que ya presentaban estas cifras exageradas.
Aunque el caso más llamativo que recuerdo es el de un paciente de unos 50 años que nos llegó con unos 2.000 mg/dL de triglicéridos en sangre, que acabó sufriendo un infarto de corazón una semana después de haberle detectado las cifras en su analítica, y haberle aconsejado sobremanera sobre los nuevos hábitos de vida y alimentación que debía llevar a cabo.
Por tanto, no, la foto ni es un fake ni es una exageración ni una llamada al alarmismo. Se trata solo de una muestra similar a muchas, pero que se ha viralizado en redes sociales por lo llamativa que es.
Por qué es importante controlar el colesterol y la grasa
Actualmente el colesterol y los triglicéridos son dos de los mayores problemas de salud que suele consultar la gente a la hora de acudir a su médico de cabecera. De hecho, las guías clínicas actuales aconsejan poner tratamiento con un colesterol superior a 200 mg/dL siempre y cuando se sufra alguna otra enfermedad asociada, como la hipertensión o diabetes mellitus tipo 2. En el caso de sufrir tan solo de colesterol elevado, las guías aconsejan pautas dietéticas, sin más. En el caso de los triglicéridos, las cosas son similares.
El tratamiento del colesterol y los triglicéridos se debe, en la actualidad, a que se ha relacionado un exceso de ambas sustancias con enfermedades cardiovasculares en el caso de un colesterol LDL o «colesterol malo» elevado. En el caso de un exceso de triglicéridos en sangre, se pueden presentar enfermedades gastrointestinales como la pancreatitis.
Hoy por hoy, destacan sobremanera un tipo de tratamiento destinado a la disminución del colesterol, las estatinas, un tipo de medicamento cuyo objetivo es disminuir el colesterol en sangre con el objetivo de disminuir el riesgo cardiovascular. Se recetan siempre en individuos que sufren niveles de colesterol peligrosos junto a otro factor de riesgo cardiovascular, o en individuos que ya hayan sufrido un infarto de corazón, por ejemplo.
Por qué una dieta saludable es superior a cualquier medicación
El problema de estos medicamentos es que actualmente se están recetando de forma protocolaria a muchísimos individuos que posiblemente no las necesitarían. Son caros, cuánto más novedosos más, y sin ser mucho mejores que los actuales. Según recientes estudios, no disminuyen el riesgo cardiovascular como se pretende tras su uso.
De hecho, el uso de estos fármacos se basa en reducir la llamada «placa de ateroma», un acúmulo graso formado en las arterias cuya liberación causaría obstrucción arterial, dando lugar finalmente al infarto de corazón. Sin embargo, algunos estudios afirman que existen muchos otros factores a tener en cuenta más allá del colesterol o la placa de ateroma como tal.
De hecho, un reciente estudio publicado el pasado mes de octubre de 2017 demostró que realizar un ejercicio físico elevado puede duplicar la placa de ateroma, cuando muchos otros trabajos afirman que la actividad física en sí misma disminuye el riesgo de muerte por cualquier causa, sobre todo por causa cardiovascular. Según los investigadores responsables del estudio, es posible que el ejercicio intenso estabilice las placas, aunque reclaman más investigación al respecto.
Por otro lado, cabe destacar el llamado «efecto halo» que se suele producir alrededor de la toma de este tipo de medicación. Muchos individuos, cuando empiezan a medicarse con el objetivo de disminuir sus niveles de colesterol sanguíneos, empiezan a comer peor con la excusa de que «como me medico, no pasa nada». Evidentemente pensar así es un grave error y puede empeorar, y mucho, la situación.
No son pocos los estudios que afirman que la dieta y el ejercicio físico deberían ser la base de la prevención y el tratamiento contra las enfermedades cardiovasculares y el riesgo de muerte en general. Un trabajo publicado ya en 1999 en la revista Circulation afirmó que llevar a cabo una dieta saludable supera a cualquier otro tratamiento médico como factor de prevención de enfermedad cardiovascular, o para evitar complicaciones tras una dolencia de este tipo.
Como cualquier otro fármaco, las estatinas tienen potenciales efectos secundarios, muchos de ellos aún desconocidos a día de hoy. Por ello, llevar a cabo una alimentación saludable siempre será el pilar básico de cualquier tratamiento contra la obesidad y contra cualquier factor de riesgo cardiovascular, ya sea el exceso de colesterol y/o triglicéridos, la hipertensión o la diabetes mellitus tipo 2. De hecho, esta última enfermedad ha demostrado poder solucionarse llevando a cabo una dieta hipocalórica y perdiendo peso. Algo que debería hacernos pensar y reaccionar.